No se que tiene Disney, que hace sacar a ese niño/a que llevas dentro y vayas con la felicidad y la ilusión de llegar, hacerte fotos, alucinar con la cabalgata y quererte poner en primera fila y volver a ser de nuevo un niño. Disney es así.
Nosotros fuimos, con esa ilusión y una frase que repetíamos mucho en el parque: «mira ahí». A todo eso sumándole que sabíamos que Lara estaba embarazada de muy pocas semanas, hizo que lo viésemos con otros ojitos.
El parque es pura magia, por donde pises, veas y leas es todo un cuento. Nosotros fuimos en noviembre, hacía frío y había gente pero no las colas que puedes encontrarte en épocas de vacaciones.
La pena, es que Lara al estar embarazada no pudo montarse en casi nada y por lo tanto me montaba yo solo, pero disfrutamos un montón viendo a todos los personajes de Disney, sus espectáculos y la cabalgata.