La verdad que había soñado con el momento de pedirle matrimonio muchísimas veces, pero a veces la realidad supera a los sueños.
Llevaba tiempo con ganas de pedirle matrimonio a Lara pero no veía ni lugar ni momento idóneo. A raíz de la organización a nuestro viaje por Filipinas, lo vi claro como el agua cristalina de las fotos de El Nido. Sabía que tenía que ser allí y después de tanto analizar creí que la mejor opción sería coger un kayak y remar hasta una de las playas de los alrededores del pueblo de El Nido.
Sinceramente, la elección de anillo fue lo más sencillo porque Lara es una chica muy sencilla y no mira ni precio, ni calidad, simplemente que le guste.
Al no saber nadie nada de nada no fui a ningún sitio acompañado a preguntar, es más, no fui a ninguna tienda física. Opte por la opción de jugarmela y pedirlo por internet con lo que eso conlleva en estos casos.
Mi intención era dárselo el tercer día en Filipinas, y así fue. Después de coger coches, buses, aviones, el día llegó.
Estaba nervioso para que engañaros, pedir matrimonio no se hace todos los días, pero tenía tanta ilusión de que saliese todo bien y que aún nos quedaban veinte días de viaje por Filipinas y podría llegar a ser el viaje más largo de nuestras vidas jeje.
Cogimos el kayak y fuimos remando durante más de 40 minutos (el tiempo se me hizo muy largo, pudo ser menos jeje). Al llegar, no podíamos imaginarnos la paz y la tranquilidad que gobernaba esa playa, estábamos solos en la playa con el ruido de las olas y de las hojas de los arboles. Dejamos las cosas y tomamos el sol y ahí se paró el tiempo…
Cogí la caja, me puse de rodillas y…
Todo este tiempo a tu lado ha sido maravilloso, me has hecho ser el hombre más feliz del mundo y me gustaría compartir el resto de mi vida a tú lado…¿Quieres casarte conmigo?
Saqué el anillo, se lo coloqué en su dedo y nos fundimos un beso y un abrazo que aún lo siento.
La sensación de felicidad se reflejaba en nuestros ojos, porque en palabras era imposible. Una vez pasado el momento estuvimos disfrutando de la calma de aquella playa, esa playa que nunca olvidaré su nombre… Paradise Beach.