El poder presenciar un Campeonato del Mundo de Fútbol y además ver a España, no fue una tarea fácil pero si una ilusión.
La idea surgió buscando destinos para la despedida de nuestro amigo Viti. No había otro destino parecido que igualase todas las condiciones que tenía Rusia.
Por ello, nos pusimos manos a la obra y después de casi ocho meses de preparativos, que si vuelos, hoteles, conseguir entradas para diez personas y ponernos de acuerdo para organizar tanto viaje como despedida, lo dicho no fe sencillo, pero a la vez fue emocionante.
Íbamos a ver el primer partido de la selección Española que jugaba contra la Portugal de Cristiano (si eres amante del fútbol ya sabrás el resultado, sino más tarde lo sabrás).
Al estar alojados en Moscú, volamos el mismo día de partido a Sochi. El calor en Sochi era agobiante, creo que es de los lugares donde he pasado más calor y decirlo de un país como el ruso, no es muy creíble…
Dejamos nuestras pertenencias en el hostal y nos fuimos a la Fan Zone (lugar donde se juntan los aficiones antes de los partidos para animar y beber previo al partido). Estuvimos bailando, haciendo un poco el show hasta la hora de coger el tren que nos llevase al estadio.
El tren desde el centro hasta el estadio Fisht Stadium se encuentra a una hora más o menos de distancia. La verdad que no fue fácil. No teníamos mucha información y estuvimos barajando la opción de ir en taxis, bus o lo que fuese porque allí nadie te decía cómo llegar de la mejor manera.
La llegada al recinto deportivo fue increíble, donde todo el mundo cantaba, animaba dirección al estadio, mientras un sin fin de personas no paraban de hacerse fotos contigo. Las entradas teníamos que recogerlas en una oficina del estadio y era tal caos, que hubo momentos en el que dudamos de si íbamos a entrar al estadio. Al final, encontraron nuestas entradas y ya con la sonrisa en la boca y los nervios en el cuerpo fuimos a los aledaños del estadio.